viernes, marzo 31, 2006

525 600 minutes...





525 600 minutes...

How do you measure a year?

In daylights, in sunsets, in midnights,

in cups of coffee?

In inches, in miles, in laughter, in striving?




Esta es la única canción que he oído del musical "Rent". Si pudiera hacer un podcast lo haría. Se inauguró el 29 de abril de 1996 en el Neerlander Theatre y le sigue tirando. Trata de un grupo de artistas que se la ven a pelitos para sobrevivir en Nueva York. No sé mucho más porque nunca he podido verla (no viajo suficiente para coincidir con el tour; este año me lo pierdo por un record de tan solo 5 días, según confirmé hoy). Otras que me hubiera gustado ver son "Joseph and the Amazing Technicolor Dreamcoat" (por la obsesión religiosa), "Fiddler on the Roof" (esas canciones me las sé desde pequeña y cada vez que alguien dice la palabra "judío" yo canto en mi cabeza "TRADITION!") o "Cats".

Como estas son a final de cuentas las confesiones de la sardina albina, pues les cuento que sí, efectivamente soy adicta a los musicales. Esto va a sorprender incluso a los que me conocen bien, aunque debieron haberlo sospechado porque canto y bailo mucho sola. Bueno, por mi forma de bailar, tal vez debería agradecerles que no hayan llamado a 911. Sea Broadway, sean películas musicales, el asunto es que me encanta lo inverosímil de un grupo de gente en media calle que de repente comienza a cantar y bailar. No entiendo muy bien qué me atrae, pues en verdad no soy del tipo que va al teatro, casi ni al cine, no tengo ninguna habilidad musical, no canto, no bailo, no declamo poesía.

Creo que este fenómeno se deriva, por supuesto, de mi no tan tierna infancia. Yo culpo en primera instancia a Plaza Sésamo. Ese Archibaldo con su "alrededor, alrededor, alrededor, alrededor...arriba,abajo, ¡a través!" me hizo obsesiva compulsiva, al punto de contar tres pasos entre raya y raya de la acera, cuenta acumulativa si no se pudieran dar tres pasos entre rayas hasta alcanzar un múltiplo de tres (ves Sole, mejor el Conde Contar bien lejitos). Pero bueno, es que eso es el chiquillo que llevamos dentro, el que disfruta de cantar. En mi época de profe noté que cuanto mayor el alumno, más disfrutaba de cantar, y no es coincidencia. De ahí el éxito del karaoke. Por cierto, noto que ahora dan clases de canto con karaoke. ¿Me están chingando?

El asunto es que mis más tiernos recuerdos de infancia incluyen películas de Barbra Streisand, Robert Redford, Doris Day, Rock Hudson, Audrey Hepburn o Jane Fonda (The Way we Were", "Funny Girl", "Barefoot in the Park", "Pillow Talk", "Send Me No Flowers" Breakfast at Tiffany's"). O más atrás Marilyn Monroe, Jack Lemmon y John Curtis en "Some Like it Hot" (ahí me hice la primera idea de para qué servían los senos, y sigo decepcionada de lo poco que logran los míos) y cualquier película de Audrey Hepburn. No sé cuán común es, pero si no sabían les cuento: usualmente la ropa con la que salían los actores en esos tiempos venían de sus propios closets. No había departamento de vestuario en esas películas. El glamour de Audrey Hepburn era todo suyo. Claro, este punto débil incluye también las películas de Annette Funicello y Frankie Avalon, como "Beach Blanket Bingo". Muy débil el punto. Pero quién me puede decir que no se saben la letra de al menos una canción de "Grease"? Mi alma gemela iría más lejos, diría que se sabe "Girl for all Seasons" de la fracasada película Grease 2, con Michelle Pfeiffer y Maxwell Caulfield. Así sabré yo si hay media naranja para este limón agrio: iría yo por Avenida Segunda cantando "Why can't we tuuurn back, oh oh, turn back, oh oh, turn back, the hands of time..." y el chavalo diría "Perdone, ¿esa canción no es de Grease 2?" preferiblemente no iría seguido de "Uy, qué pola, pero si esa película es malísima. Además, ¿usted cuántos años tiene? No debería andar en Avenida Segunda cantando y bailando, ponga atención o le roban la cartera."

Pero volviendo a los musicales, me emociona saber que "Rent" salió en película. No sé cuán exitosa fue, ni me interesa. Solo espero el DVD para verlo en la compu de la oficina. No quisiera comprarlo porque no soy el tipo de persona que tiene DVD y menos el tipo que quiere uno, aún menos una colección de películas que no va a ver más de una vez. Si voy a gastar 20,00 USD, prefiero hacerlo en libros o en algo de arquería. Hollywood también se echó a pista con "The Producers". Ya veo que no soy solo yo la que no pudo pagar el exorbitante precio de 100,00 USD por tiquete a un musical. Si hubiera conseguido otro soplas, hubiéramos disfrutado del 2X1, pero en mi familia no hay otro freak. Para consolarme fuimos a Broadway on Broadway. Así pasé una tarde/noche, en un tumulto del carajo con temperaturas de ola de calor. Hasta invertí en la camiseta, que costaba nada menos que 15,00 USD y no boté sino hasta hace como dos años, hecha una verdadera mancuerna.

Creo que hay algo en la sociedad que quiere recuperar el glamour de esos años. Veo que Michael Bublé trajo de moda de nuevo a Frank Sinatra, Paul Anka, Dean Martin, etc. En este momento canta sus propias canciones con mucho éxito y dejó de plano los covers a un lado. También dicen las noticias faranduleras que Barry Manilow acaba de firmar un contrato para cantar en Las Vegas hasta el 2008. Por Dios, dos años de Copacabana... Puede ser que los EEUU, en aquella depre en la que se encuentran, enfrentados finalmente a lo que son y no lo que creían ser, piensen en volver a una época donde eran más inocentes, menos vulnerables, más "buenos". Tal vez yo estoy en ese mismo patín, queriendo volver a ser esa niña.

Yo sé que raya en el gringuismo puro. Así que vamos por sardina albina freudiana neurótica con episodios psicóticos, arquera geek pero no tanto, a la vez mundana gringoida, con ninguna inclinación por las artes pero una pasión por los musicales, impaciente pasajera de bus, despistada. La sardina se deshoja, como una cebolla. Una especie de Sheherazade que para salvarse va narrando cuentos, esperando no llegar al final.

lunes, marzo 27, 2006

Sardina platuda

Esta sardina anda, desde el sábado, forrada en plata. No es joyería, ni dentadura, ni billeticos de Emma Gamboa uno sobre otro (aunque eso no me caería mal). Esta sardina luce una linda medallita que por unos dos meses, probablemente, colgará de mi cuello. Sí, ¡gané medalla de plata! Así que si ven una sardina en lata con una medalla en el cuello, pues no teman acercarse para felicitarla. Tal vez sería bueno también primero pellizcarse o preguntarse si los brownies de la soda eran "especiales". Por cierto, ¿alguien puede explicarme por qué el tercer lugar se premia con bronce cuando el cobre es más raro? En todo caso, elaboro los eventos con el exceso de detalle que me caracteriza.

No pude dormir antes del torneo, no sé si es porque tengo dolores crónicos en las articulaciones desde hace unos días (quiero una silla de ruedas rosada cuando quede paralítica), o si es porque gata, novio y yo no cabemos simultáneamente en la cama y por alguna razón soy yo la que termina en el piso, aunque la linda cama rústica fue comprada por yours truly. El asunto es que no podía dormir, así que me entretuve con elucubraciones arqueras. Acá voy a desmentir lo que hasta yo misma pensaba: que yo no soy competitiva. Claro que soy competitiva, pero buena competidora. No arrancaría en llanto si pierdo, no esperaría que a la otra le vaya mal solo para quedar bien yo, pero sí le hago números al asunto, está clarísimo. Esta fue mi lógica toda esa noche en vela. He conocido ocho personas que tiran en categoría femenina recurvo. Dos no volvieron a tirar y una está lesionada, así que solo podía pensar en cinco personas que podían participar. De esas cinco, tres tienen mucho tiempo de tirar y no estamos en condiciones aún de ser competencia. Pero dos sí. Visto desde esta forma, no aspiraba a medalla, pero sí a ser la mejor de las mostacillas. Tanto elucubrar me deja como saldo cuatro horas de sueño.

Llegué tarde. Con eso en realidad me refiero a que llegué quince minutos antes de que comenzara la práctica, pero eso es tarde para mí. Me di cuenta de que no llevaba plata (dejé 5 000 colones en la bolsa del pantalón en la ropa sucia), así que me fiaron la participación. Tiradora número tres, quien es francesa, arranca a hablarme en francés cuando yo a esas horas no puedo hablar ni español (y no estoy siendo graciosa, humo puede dar testimonio fehaciente de ello). Luego de conectar la lengua con las dos neuronas que, si me inclino hacia adelante se ven obligadas a hacer sinapsis, finalmente pude tener una conversación rudimentaria en francés.

Acá les comento en qué consistía la tarea. Hay que disparar una flecha a cada blanco de 40 cm de diámetro a una distancia de 18 m (a la izquierda). Se tiran dos rondas de 30 flechas en total. El orden de los colores del blanco son azul (6 puntos) rojo externo (7), rojo interno (8), amarillo externo (9), amarillo medio (10), amarillo interno (X). Equis es el desempate pero tiene valor de 10. Comienza con una práctica de 45 minutos, así que armo arco y me siento a esperar la práctica. En la segunda tirada de práctia ZAZZZZ! dos flechas en el mismo blanco, en cuyo caso te dan el punto menor en el blanco con dos flechas y el otro puntaje es cero. Ahí me comenzó a dar miedillo. Mi meta había sido pegar una en cada blanco, pero ahí pasé a la meta de no pegar dos en el mismo blanco para no hacer el ridículo. O que la flecha no saliera por encima de la paca y cayera en el marcador electrónico, iniciando sí un fuego que consumiera el Cala completo.

Una ronda de 30 flechas suena rápido, pero no lo es. Tenés dos minutos para tirar tres flechas, más unos cinco minutos en eso que vas a recogerla. El gato buzo anónimo de blogs me dice, en el tono sarcástico que lo caracteriza, "No no, es super ameno". Diay, que le voy a decir, es lento. Si uno no está tirando es como ver golf en la tele. En la primera ronda hubo una flecha en el mismo blanco y como seis que del todo cayeron afuera. No era alentador, pero aún no había incendios. Total= 180 puntos. De un total de 300 posibles, es un promedio de 6, así que no estaba tan mal. Descanso de 15 minutos (para ir a llorar, vomitar, o expeler otros restos del cuerpo de la nervia) y pasamos a la ronda 2. Otras 30 flechas con mejor resultado, solo tres afuera (se marcan como "M' de MISS pero yo escojo decirles MIERDAS. Una mierda, dos mierdas...). El puntaje sube a 203, no está mal, promedio de casi 7. Al final oro sacó un montón de puntos más, bronce como doscientos menos y no fuimos a finales porque solo éramos tres. No llegué a la premiación, así que me dieron la medalla ayer, sin pompa ni ceremonias.

Análisis de resultados: puntaje bastante por arriba de lo esperado (nota del autor: el pesimismo está subvalorado en la sociedad). La ganadora de oro es verdaderamente digna de la medalla, pues es consistente en práctica y en torneos, así que no me imagino haber ganado oro. No sé qué se apoderó de bronce, pero podría haber tirado mejor y hubiera sido más reñida la competencia. El compañerismo es tanto que no se puede uno imaginar en tirar en un ambiente hostil, pero a veces me imagino que sería interesante también participar en esas condiciones, con una rusa o coreana que te dice bien bajito "Costa Rica, ¿eso no es una isla de los gringos?" o algo así (mis disculpas a los rusos y coreanos si los ofendo). No soy partidaria de pensar que plata es plata, sin importar la ausencia de más competencia y me queda la sensación de que ganó uno casi porque las demás no se presentaron. Espero algún día colgar una medalla de plata reñida, sudada (buácala, no la medalla, sino la competencia). Claro, con esa memoria mía, tal vez en unos tres años me haya olvidado de cómo la gané.

viernes, marzo 24, 2006

TGIF


Esta semana ha sido un huevo cerrarla. Tenemos bastante trabajo (por dicha, de eso no me quejo). Entró finalmente la comisión, con la cual puedo cancelar mis deudas y pensar finalmente si quiero sacar un prestamito no muy comprometedor y adquirir el codiciado carrito de segunda (bien segunda). Por todo lo que me quejo de los buses, me haría falta oír conversaciones ajenas, leer la Extra del vecino (si no fuera por las viejas chingas la compraría yo misma), o admirar las proezas de algunas mujeres que logran maquillarse entre abruptos arranques y paradas (deben tener seguro adicional para hacerlo). Debería ir a Expomóvil, pero odio esos eventos. Me desagradan los molotes, odio que me toquen extraños (si a uno se le arrima un carajo a más de 1 m, más vale que traiga malas intenciones, pero que solo lo empuje a uno es un escándalo) y especialmente me irritan esos vendedores necios.

Por otro lado me siento culpable por no haber tenido chance de ir a ninguna actividad del FIA. En realidad hace falta un poco de cultura en mi vida, pero a las 6 p.m. yo ya estoy de salida del mundo tangible. Me queda apenas suficiente energía para prender el tele y, si no se queda sin baterías, cambiar el canal. Ayer se fue la luz a las 21:00 y no tuve ningún inconveniente en quitarme la ropa y meterme a la cama, con el sonido d elos mocosos corriendo por los zaguanes. En todo caso, me queda este fin de semana para rescatar mi honor. Acepto que me llamen todo tipo de insultos el lunes si no voy.

Otra porción de la semana se fue cumpliendo el papel de miembro de la Asociación de Condóminos, cobrando dinero para la vigilancia y manteniendo informados a todos sobre las reuniones que vienen con el Banco para presionar al viejo cochino que se rehusa a terminar ese condominio para que vivamos dignamente. Lo digo abiertamente porque ahorita seguro me ven en Teletica o Canal Seis hablando abiertamente del tema. El asunto está a punto de reventar y claro, yo que no tengo pelos en la lengua y no tengo ínfulas de doña de sociedad no me importa si denuncio a estos señores. Además del interés personal que uno pudiera tener, está la responsabilidad comunitaria de denunciar a esta gente, advertir a futuros engatusados. Pensándolo bien, mejor les pido que me saquen como una sombra, me alteren la voz para sonar como si hubiera inhalado halógeno o fuera algún personaje de Disney y me pongan de nombre "Sardina Profunda", por miedo a represalias (ahí entra en juego la fase psicótica, se arrima cada dos meses para recordarle a uno que no está en remisión). Ah pero de que salgo, salgo. Tenía razón mi abuela, algún día iba a salir en tele. Y no puede quejarse, pudo haber sido en peores condiciones, como en A Todo Dar.

INICIO DE DIGRESION: (Aarrrghh, acabo de recordar un sueño de anoche, auxilio. Soñé que tomaba un fresco de sandía y ¡en el fondo había una cucaracha! Por supuesto que explusaba todo contenido en mi estómago ante tal evento, solo para encontrar que había evidencia de haber ingerido otros insectos--ojo, puntos por sutileza. Hmmm, seguro tenía la cola de la gata en la boca, como decía Freud, respondiendo a un estímulo externo. Dijo Freud que no todos los sueños son significativos. En todo caso, si alguien oyó a la abuela decir que soñar con cucarachas es porque hay que comprar el 24 en la Lotería, avíseme)--FIN DE DIGRESION

No le caería mal al apartamento una limpiadita, ni planchar el puño de ropa limpia que Zilla encuentra tan cómoda, o tal vez sacudir la computadora, gozosa portadora de una capa de 2 mm de polvo. Aún estoy en un dilema existencial con las arañas. Les he dicho REPETIDAS veces que por favor abandonen el recinto so pena de salir barridas, pero no hacen caso. Las muy frescas saben que no soy capaz de sacarlas por la fuerza, pero es demasiado. También tengo los mosquitos más grandes en Coronado, que como no son Aedes Aegyptis no me quitan el sueño, salvo por un par de maullidos quejosos de la gata al no poder alcanzarlos.

Y por último está el torneo. Lo dejo de último porque es lo que me viene primero a la mente. En verdad no sé qué esperar. En las prácticas a veces me va super bien, a veces super mal, así que mañana puede pasar cualquier cosa. Me imagino que si uno fuera una pro ya sabría por dónde anda el asunto. Yo solo espero no quedar absolutamente humillada. ¡Esa es la actitud de una verdadera campeona! Para seguir con la actitud de campeona, no me extrañaría que tomáramos unos cuantos roncitos con agua de pipa para "calmar los nervios". Mañana, si nos va como un quebrado, decimos que era "delirium tremens".

Bien, ese es el reporte sardino. El lunes les cuento como nos fue. Muy feliz fin de semana, bien merecido.

martes, marzo 21, 2006

Diario de una histerectomia


(Me disculpan de la foto de Zilla pre-operación. No tuve el corazón de tomarle una foto en lo que pensé fue un momento de agonía)

17.03.2006

No entiendo qué le pasa a esa doña (me rehuso a decirle mami, está loca). Le he dicho "miau" claramente cuatro veces, la he llevado a mi plato al menos dos y no me da comida. Ese ser por lo demás absurdamente dependiente de mí siempre ha entendido mis señales de hambre. Ah, ahí va por la puerta. Diay sí, jama no hubo hasta las 6 p.m. Voy a echarme en el edredón sobre el sillón en la sala. Hmm, por qué hay un edredón en el sillón de la sala...

Qué raro, son las 10 a.m. y oigo llaves. Seguro el reloj de la cocina se paró, o dormí demasiado. Ya estoy tarde en mi lista de tareas:

a. Destrozar edredón sobre el sillón
b. Destrozar sillón una vez que hemos hecho a.
c. Arruinar el mantel que tía humo le dio a la doña (esta tarea la arrastro desde enero)
d. Golpear la persiana hasta que el mecate caiga en el piso
e. Comerme mecate que cayó al piso para que las persianas no se puedan abrir (de nuevo)
f. Atacar al chihuahua de juguete que me dio la doña (le tengo particular saña al chihuahua, no toco el collie)
g. Tratar de sacar las pastillitas con sabor a pescado que compró la doña para mi aliento

Veo que la doña saca la correa, me la pone, agarra el nido, me echa adentro. Esto significa que voy a andar en carro. Está bien, no me molesta. Seguro voy donde mami Pinky.

Hmm, no, ya pasamos la casa de Pinky y no nos detuvimos. Estamos parando donde...¡donde me pusieron las vacunas dolorosas! Voy afilando las uñas.

No quiero a esa doña para nada. Dejó que un viejillo amargado me echara en una jaula con olor a otros gatos (esto es lo que encuentro más ofensivo) y se fue, así no más. Ah bueno, la puedo ver por la ventana donde se montó al carro. Al menos está llorando la vieja sangrona esa.

Pasa un determinado tiempo (no sé cuanto porque no tengo mi confiable reloj de cocina) y me ponen una inyección que, para variar, duele un montón y me siento...algo...somnolienta...el sillón, las uñas, el mantel, el chihuahua...

Mae, ¿QUÉ es esa vara en el costado? ¿Y por qué no puedo ver bien? Esto es lo peor que me he sentido en, bueno en los seis meses que tengo. Debería cerrar los ojos pero insisto en abrirlos y tratar de enfocar.

Ahí oigo a la doña. La voz me reconforta y de repente no encuentro tan dificil decirle mami. Estoy contenta de que haya venido por mí, pero no pienso manifestarlo porque eso es echarla a perder. Mucho costó entrenarla. Me sacan de la caja asquerosa esa y me meten al nido, mami me besa, me abraza, le tiembla la voz (es patéticamente suave con los animales). De todos modos no me dejo llevar, quiero caminar, quiero ver bien, pero me jala algo en el lado. Ahí está mi abuela manejando, me devuelvo todo el camino en el regazo de mami. En verdad no me siento bien. La luz me irrita, el sonido e molesta, quiero meterme entre la ropa limpia y que me dejen en paz.

Cuando llego al condominio me recibe Felipe, el vecinito de abajo. Le ayuda a mami a subir las bolsas, por lo que recibe una manzana, y se sienta con mami mientras ella le cuenta todo lo acontecido y comienza a cocinar. Besaría el suelo del apartamento si pudiera. Paso un rato en el nido pero mami me saca, con la idea de que milagrosamente camine en este estado (es fanática religiosa, seguro cree también que voy a caminar sobre el agua). Eventualmente, será por fe de ella, en verdad puedo caminar sin caerme, así que los dejo y me voy a la ropa limpia. Cuando me levanto ya está oscuro así que me voy (leeentamente) a la cama de la doña, me acurruco y le ronroneo en el oído. En esa figura patética en la que está, creo que ella necesita más el consuelo que yo. En serio no sé cómo se atreve a estar tan triste por mí, cuando fue a mí a la que le sacaron algo, pero bueno, mostremos solidaridad.

lunes, marzo 20, 2006

Narractiva



Advertencia: Este post tiene que ver con psicoanálisis y por ende, con caca. Si le molesta el tema, no lea. Si le interesa, bueno, mi blog a la larga no es el problema más serio que tiene.

Cuando hice la prueba de admisión a Bellas Artes, nos hicieron una pregunta idiota que iba por ahí de "¿qué es lo que más le preocupa a usted?" En ese momento respondí algo que hasta a mí me sorprendió. Me preocupa la pureza de los recuerdos. Era verdad, pero nunca había podido sintetizar ese malaise. Desde pequeña sospechaba que las cosas no eran como yo las recordaba, que debían haber sido menos crueles, más razonables, menos absurdas, porque el mundo real no funcionaba de acuerdo con los patrones establecidos por mis recuerdos (acá vuelvo a enfatizar que era una niña bastante anormal y ya bien neurótica). La cantidad de caca en el baño del kinder cuando, pobre insospechada, abrí esa puerta, no es real. No puede venir de alguien tan pequeño. Gregory no puede haber sido tan cruel conmigo y yo no puedo haber estado enamorada de Nathan a mis tiernos cinco años (sinceramente a veces sospechamos que a Nathan nos lo imaginamos). Uno tampoco se cae de la copa de un ciprés, se levanta y se sacude el polvo al mejor estilo Wonderwoman. Las cosas no son así.

Lo único bueno que me dejó la corta pasada por esa escuela fue la pregunta. Duré mas o menos cinco años en volver a planteármela, cuando llevé "Lectura Psicoanalítica de Textos Literarios". Por cierto, en plena lectura de "Interpretación de los Sueños", dejé de soñar repentinamente. Pasaron unas cuantas semanas antes de que tuviera un sueño donde mi profesor me decía "No sueña porque no quiere". El sueño era puro psicoanálisis, era el ombligo del asunto, el colmo de lo inconsciente. Después de eso soñé/sueño a diario, era como si me hubieran soltado un tapón, así que para el proyecto final presenté un destaqueador pintado en dorado, con una colilla que decía "El psicoanalista". Después de ese curso, en el desglose de porcentajes de Lectura Psicoanalítica de Textos Literarios II (Freud Strikes Back) ya no decía "Trabajo Final", sino "Trabajo Escrito". Como le matan a uno la creatividad.

Y bueno, déjese de digresiones, ¿qué tiene que ver eso con los recuerdos? Pues mucho. Freud dijo las palabras más sabias: "Lo importante no son los hechos, sino el relato sobre ellos". Claro, ¿qué importa si la cagada era tan grande o no, si de verdad caí de pie cuando me fui literalmente de cabeza del ciprés? Lo importante es por qué escogí recordar eso y no, qué sé yo, que mi abuela me pegara si brincaba en la cama. Posiblemente yo le arreé a tantos güilas como a mí me arrearon, pero yo prefiero recordar que yo era la víctima. Entonces lo que importa no es si yo era agresora o agredida, sino que yo pensara que era agredida. El psicoanálisis me hizo más daño que bien, porque, como recordará humo en la nevada Provence, USA, le agarré una fobia horrorosa a los excusados (no estoy del todo compuesta).

Uno se imaginaría que ese viejillo barbudo no le jalaría a uno las patas más de dos veces. Debe estar muy ocupado, dando seminarios y charlas, escribiendo libros póstumos para luego cambiar de opinión y poner notas al pie de página más grandes que el texto original. Imaginarse a Freud ocioso es imposible. Pero no, ahí busca tiempo para venir a sacudirle los coyoles a su pupila más despistada e ineficiente una tercera vez. La semana pasada (antes del accidente muñequístico) soñé que defendí a Freud ante un grupo de personas, y concluía mi disertación on las sabias palabras: "Si no fuera por él, nadie se hubiera dado cuenta de que hablar de sus congojas hace bien". Claro, ahí estaba el asunto, la narración. El tan buscado tema de la tesis a la larga estaba ahí. Claro, suena obvio, narración como tema de Literatura (duh), pero no lo es tanto. El detalle está en cómo despeluca uno ese pollo, cosa que aún no dilucido.

Habiendo dicho esto, me voy a dedicar de lleno al tema de "narración" y, de haber nuevos posts (no sé si los habrá, puede que no quede tiempo), probablemente andarán por estos temas. De vez en cuando escribiré algo jocoso que (solo a mí) me pasa. Espero contar con su indulgencia, que sean capaces de tolerar esas largas discusiones y continúen aportando ideas.

Hasta entonces, se despide, la sardina albina, quien comenzará el próximo post con el lindo tema: Freud y el feminismo, ¿qué desea la mujer? (No tan) breve resumen de un artículo de Shoshana Felman con nombre similar (yo, a diferencia de Dan Brown, SÍ cito mis fuentes).

Desde afuera, mirando hacia adentro

Sigo con las disculpas, hoy por el pesimismo con el que escribo esto (especialmente al gato, buzo anónimo de los blogs). Algo pasó. Doloroso, imprevisto e insospechado gracias a mi discapacidad emocional. Si bien nada cambió, en realidad todo cambió. Me vengo a dar cuenta de que sigo lejos de ser una buena persona. Probablemente no lo fui en una vida pasada (oh pavor, serán varias) y estoy penando algo horrible por ello. Sin duda en alguna leyenda figura una bruja pelirroja (gracias al henna) que decimó alguna población con pócimas silvestres. Será por eso que soy incapaz de mantener vivo a un cactus o a una china, de esas que le crecen a la gente normal en una rajadura en el cemento del patio.

Viene otro recordatorio de que no soy atenta a las necesidades de otros. Vista la evidencia, no queda más que aceptar los cargos. Es verdad que estamos más cerca, pero luego de haber perdido familia y amigos preciados, unos por voluntad mía, otros por voluntad de ellos y aún otros porque simplemente no había manera de que aquello caminara más en esos términos, de repente me siento totalmente paranoica con la gente nueva que entra en mi vida. Me preocupa los viejos amigos y me pregunto si he sido justa, si he sabido reconocer cuando sufren. Si he sido capaz de escuchar. No sé cómo tratarlos y tengo pánico de herirlos. Quisiera que me dieran un manual de cómo ser más observadora, más sensible (algo así como un "Sensibilty for Dummies", ¿por qué no lo habrán escrito?) Pero a mí me ensamblaron en USA, será por eso que pienso todo en términos de "yo, yo yo". Es verdad que uno no debe cambiar para complacer a nadie, pero uno tampoco puede andar por la vida sin mirar al prójimo con legítimo interés. No es falta de amor, de eso sobra. Es falta de sensibilidad.

De primera entrada quiero pensar que tengo un problema neurológico, algo así como Deficit Atencional Social o un principio de autismo. Claro, eso sería lo mejor, porque no sería atribuible a mi personalidad. Así de leonina, prefiero tener una enfermedad incurable que tener que aceptar un error. Cuando bajaba en bus de la casa hoy me surgió la duda de si la CCSS me podría ayudar. "Buenas, sí, mire, yo creo que soy neurótica..., eh no, no se preocupe por eso, esa es mi psicopatología cotidiana, está bien, no vengo por eso, es que viera que sospecho que estoy pasando por una fase de psicosis, o, ¿no sé si ustedes saben de algún caso de autismo a estas edades?" No sé si la Caja ofrece terapia psicológica. En ese caso, cómo hará uno, porque esta mañana me considero un caso de emergencia. Yo soy la ecuanimidad en persona, pero hoy estoy descompensada. Me imagino que habrá que hacer filas y para cuando llegue al final de todo el papeleo dirá uno que a la lista de males le agregue estrés postraumático...de tanto papeleo, fila y burócratas. Quedó uno con un severo caso de compulsióna la repetición, de tanto sello. La consulta privada es impagable y no creo que sea correcto usar a un amigo de terapeuta. Mientras tanto me escondo en el relativo anonimato de este blog para expresarme, confesar mis pecados.

Así estoy hoy, con esa curiosidad neurótica de mirarme desde otro punto de vista, con otros ojos. Pensando en qué carezco de lo que otros alrededor mío sí gozan. Tal vez es ese mismo orgullo el que prefiere en este momento huir de una situación antes que enfrentarla. Hoy quisiera estar en el lugar de cualquiera. Al mejor estilo Dawson's Creek, Gilmore Girls o Friends, vender las pertenencias y mudarse a París, mochilear en Tailandia, Camboya, Laos, India. Decirle a la gente que conoce uno que se llama Laura, porque Sardina murió para uno. Regresar a su tierra natal con una paz mental contagiosa. Buscar ese "fresh start" del que hablan los anuncios (incluyendo los desodorantes y productos femeninos). La parte dura es quedarse, ser frágil, aceptar que las cosas duelen, tragarse el orgullo y el estoicismo europeo con el que lo criaron. Al menos no ser la persona que, así hecha un harapo como estoy, me encuentren en la calle risueña y amable como siempre. Alguna gente oculta detrás de risas lo que simplemente no puede manejar. Eso fue lección aprendida esta semana. El detalle está en poder verlo, no solo desde afuera, viendo hacia dentro.

viernes, marzo 17, 2006

Handicap bloguero


Una corta disculpa por mi ausencia. Como la más cobarde, he estado leyendo pero casi no he comentado. Me golpeé la muñeca hace varias semanas y de repente decidió joder, así que la estoy dejando descansar a ver si mañana está mejor. Saludos.

lunes, marzo 13, 2006

Campeonato Multilugares de las Américas


En esa foto, por ahí en el puritico fondo estaba la Sardina apilada con los principiantes. Tenía un mes de tener mi arco y no tenía la menor idea de cómo funcionaba. Dicen por ahí que parecía cupido, abriendo a medio palo el arco excesivamente potente para mis brazos novatos. Hice 231 puntos tirando a 18 m a un blanco de 80 cm, lo cual es un resultado casi risible. No me aproximé a los ganadores en esa oportunidad y en esta menos, porque ya tiro con los grandes (Dorita, esta es para vos, muá) y estoy destinada a ser la última por un buen rato. Da cierto sentimiento de alivio el saber que uno va a un torneo, no a ganar, sino a probarse a uno mismo que ha avanzado en sus propios términos.

Eso es lo agradable de arquería. Podés quedar en último lugar, pero si subiste tu puntaje en 60-80 puntos, no podés más que estar satisfecho. Claro, no está de más ganar, pero no es lo único que te mueve a participar. Vos competís primero contra vos mismo y luego contra los demás. Si te metés a tirar de buenas a primeras viendo el puntaje de la competencia y te presionás a pasarles, es garantía de fracaso rotundo. Lo fundamental es concentrarte en tu tirada. Bueno, y habiendo dicho esto, debe confesar la sardina que tiene serios problemas de concentación. Eso lo arrastro desde infancia, cuando llegaba a la casa con los cuadernos en blanco pero con memoria fotográfica de todos los pájaros que hubieran posado sus patas en los alambres de púas que se veían por la ventana. Tal vez no era tonta y ya sabía qué era más importante. En todo caso, concentrarme me cuesta un huevo.

La nervia de esta competencia es la dificultad de la tarea. Ya no es un blanco de 80 cm de diámetro, sino tres blancos de 40 cm, uno sobre otro (Reglas de la FITA). Luego de haber tirado 50 m (70 m son aún inalcanzables en mi rango, pero esperamos cambiar esto apenas nos lleguen las flechas absurdamente caras), uno se imaginaría que es más fácil, pero no lo es. Acá paso rápido por el tema, aunque es sumamente técnico. La gracia en arquería es ser consistente con la forma. No debe haber variaciones. Entonces, al tirar a diferentes alturas, hay que variar la cintura y no la forma, aunque uno esté tentado a hacer lo primero porque es más fácil. Allí está el ombligo del asunto. Cualquier cambio, cualquier diferencia, hace que cambie el sentido de la flecha. A mayor distancia, mayor el riesgo de que una variación la tire al piso. Luego hay otro montón de aparentes incoherencias que son explicables siempre físicamente, como por ejemplo que a veces un arco sin afinar sea capaz de dar mejores resultados a largas distancias que a distancias cortas.

Toda esa tecnicidad hace que, por más que me duela, arquería sea un deporte para geeks (digo que me duele porque en mi corazón yo quiero ser porrista, pero inevitablemente soy geek, y encima de todo mala geek porque nunca me he disfrazado para un cosplay y no reconozco ningún disfraz). No es un asunto de repetición únicamente, ni de ser fuerte. Se requiere observación, maña, y curiosidad casi científica. No hay ninguna posibilidad de sobrevivir si no tiene bien claro nociones básicas de física, si no está dispuesto a sentarse a razonar la mira, la flecha, o si no quiere leer sobre el deporte. Llegar a tirar así porque así funciona por unos tres meses. De ahí en adelante es un esfuerzo constante en la forma, la técnica, y, más que nada, cuestionarse de vez en cuando por qué no funciona algo y buscar cómo arreglarlo. Esto último no lo hice yo sino hasta diciembre del año pasado y como consecuencia estoy unos tres a seis meses atrasada en mis metas.

Ustedes se estarán preguntando, ¿por qué pasar por el calvario? ¿No será más fácil mejenguear, jugar Monopoly o tirarle maíz a las palomas en el parque España? TODOS los días me lo pregunto. Sin embargo, todos los sábados y la mayoría de los domingos no concibo hacer otra cosa con mi mañana. Los viernes en la noche no puedo dormir de la emoción. Tal vez por eso no estoy tan preocupada con los resultados, sino más emocionada con el proceso. Eso se acerca a las sabias palabras que alguien alguna vez dijo (seguro son del Dalai Lama, o de Confucio, no logré encontrarlo) sobre la felicidad: Es un camino, no un destino.

lunes, marzo 06, 2006

T-14


T-14 días para la castración de Godzilla, reina del apartamento. Nacida el 20 de setiembre del 2005, me prometí a mí misma hacer el pequeño aporte al control de natalidad de las mascotas asegurándome que a los seis meses la castrara. Claro, de lo dicho a lo hecho hay mucho trecho. Ahora que se aproxima la fecha, estoy muy nerviosa e insegura. Como todo lo que hago, será una decisión informada, sin embargo hay tanta información contradictoria sobre el tema que simplemente no sé qué es lo mejor.

Es claro que la castración no es una pregunta de sí o no, sino de cuándo es mejor. La castración previene varias formas de cáncer (uterino, ovariano y testicular), así como la posibilidad de desarrollar enfermedades hormonales o tumores mamarios. Esto suena tan bien que yo misma me operaría si pudiera. Esto sin hablar de bajar la galopante población de animales callejeros. No, ni siquiera se cuestiona. Sé que, como dice Lachi, no quiero chinear nietos. Mi suegra dice que es una de las experiencias más lindas, pero yo no tengo gajes para ese oficio. Así que está claro de que no quiero nietos, porque pocos corren al suerte increíble de Pinky de caer en un buen hogar y poder colocar sus hermosos retoños en buenos hogares.

El asunto de la mejor fecha para la castración es algo que me ha tenido preocupada desde hace ya días. Es cierto que Neurosis Albina siempre busca algo por qué preocuparse, así que si no fuera esto sería la invasión de hormigas en la oficina, o dónde quedó perdido mi tejido este fin de semana. Lo he conversado con mucha gente (no el destino del tejido, sino la castración) porque es un tema polémico en el ámbito de los veterinarios. Unos recomiendan que se castre apenas pueda (de ahí que se les castre hasta de 4 meses). Otros recomiendan que espere hasta que le pase su primer celo, y aún otros dicen (acá cuento a mi suegra, que para mí es conocedora a fondo de este tema , y no, no es por brocha, proque nadie de esa familia lee este blog :D) que es mejor esperar el primer parto. No quise castrarla a los cuatro meses porque me parecía que era una miniatura y no podá estar rpeparada para eso. Ahora la veo más robusta, pero me pregunto cómo tomará el cambio hormonal si todavía está lejos de ser adulta. Al fin y al cabo, a uno le mandaron esas varas que lo vuelven loco a uno para algo, ¿o no?

Por otro lado está lo que dice mi Enciclopedia del Gato. Los gatos naturalmente son muy fuertes. Las enfermedades que sufren se deben principalmente a la forma en que los dueños los tratan, lo que les damos como alimento, así como las decisiones clínicas que tomamos. No está comprobado, pero hay sospechas de que la castración temprana afecta el crecimiento de los gatos, lo que puede resultar en problemas en el crecimiento de la masa ósea, en el desarrollo de su sistema inmunológico, así como problemas de temperamento. El gato podría no madurar. Ustedes se imaginarán que esa idea no me agrada, pues mi gata es hiperactiva y mi única esperanza es que madure.

Para tupir aún más la trama, está el detalle de qué tipo de castración realizar: la histerectomía completa (en realidad se llama oforectomía o salpingo-oforectomía en los animales). Tradicionalmente más practicada, se cuenta como la más segura pero conlleva a gatos obesos y sedentarios. La otra opción para las hembras (y popularizada por los médicos de albergues de animales) es ligarle los tubos. Es la última moda en felinos porque es rápida y mantienen muchas de sus cualidades de cazadoras, muy deseado en un gato callejero porque pueden defenderse, pero por otro lado está asociado con otros problemas de salud, como las infecciones uterinas).

Hay otras opciones en países desarrollados, como la inyección, pero seamos sinceros, si a nosotros mismas se nos hace un descachimbe el tomar la píldora o ponernos la inyección, la T de cobre o el método de nuestra elección, ¿podemos en verdad decir que vamos a llevar al gato o perro puntualmente al veterinario?

Y bien, algunos de ustedes dicen, es solo un gato. Como han documentado antes que yo Medea y Humo, para uno no es solo un gato. Es mi roommate. Es la mae que me saluda cuando llego al apartamento y que, si hablara, de fijo me contaría cómo pasó el día. Es verdad que no le interesa mucho como pasé el mío, pero pocos amigos se lo preguntan a uno sinceramente y no por eso me siento menos querida por ellos.

Les cedo la palabra. Me encantaría oír sus experiencias u opiniones. O palabras de apoyo.

jueves, marzo 02, 2006

Divinas ponderaciones


La religión es uno de los temas escabrosos en mi vida. Mi padre es católico no practicante, mi madre agnóstica. Y por agnóstica en realidad me refiero a atea, solo que m papá nunca me dejó decirlo porque temía represalias. Si ustedes creen que era extremista, no lo fue. Sí las hubo. Mi infancia en escuela católica durante los 70 no fue bonita. No quiero pasar mucho rato en esta parte, pero para resumir yo me levantaba todas las mañanas e iba al baño a buscarme los cachos, porque mis compañeritos me tenían convencida de que hija del diablo por no ser bautizada. También me llamaron animal porque sin bautizar era imposible que tuviera nombre. Pero bueno, si no hubiera sido eso hubiera sido otra cosa, porque lo mocosos son crueles y yo era extremadamente tímida y sensible.

Mi abuelo paterno fue un comunista rematado (hasta que tuvo su primer casa). Se vio compleido a afiliarse al movimiento comunista cuando del hospital de Turrialba lo mandaron a la casa con su hijo enfermo de tuberculosis porque no tenía plata para pagar el médico. Acá tengo que detenerme para hablar maravillas de mi abuelo, pues fue un hombre increíble. Aunque llegó hasta 6to grado, llegó a leer más filosofía, literatura e historia de lo que jamás estos ojitos universitarios llegarán a leer en su vida. Mi abuela, la única que aún vive, es devota católica y campesina innata. De mi abuela heredé el instincto para oler una rata a una milla y tener unas corazonadas de bruja que asustan. Pareja dispareja por decir lo mínimo.

Mis abuelos maternos salieron de Holanda al final de la 2da Guerra Mundial. Lo poquito que podían haber tenido de religiosos se esfumó al ver todo lo que ocurrió durante la ocupación Nazi. De ese tema tampoco quiero hablar, pero explica por qué mi mamá se erizaba ante cualquier sugerencia o rastro de actitud religiosa en la casa. No lo hacía por maldad, simplemente la habían educado para demostrar su inteligencia negando la posibilidad de un ser supremo. Si hubiera un dios, no permitiría las injusticias que ocurren en el mundo. Yo por mucho tiempo también pensé igual, prinicpalmente porque cuando murió algún gato de mi infancia, tuve la osadía de decirle a Dios que me probara que existía y reviviera al animal. Como el gato no respiró de nuevo, yo cerré el chinamo con él (ya para estas alturas se dan cuenta de que esta pobre sardina está requeterayada). Con todo y que pasé por escuela y colegio católico, nunca puse atención a lo que decían los profesores de religión, ni a las misas. Era simplemente una traición a la familia y no se hacía. Poco me faltaba taparme los oídos y hablarme a mí misma. La religión tiene mucho del sabor de lo oculto que para otros tiene hablar de sexo.

Hago todo este paseo por mi genealogía e sardininfancia, no tanto para asustarlos (aunque entiendo si lo están) sino para que entiendan por qué la religión es un tema curioso para mí. No fue sino hasta mis primeros cursos en la Maestría en Literatura Inglesa (y eventualmente Ulysses, de James Joyce) que descubrí el vacío cultural de no tener religión. Me estaba perdiendo de todo otro enfoque a la literatura. Si no trataban con las historias bíblicas más comunes, como Adán y Eva (pero oh sorpresa tan agradable fue averigüar que estaba también Lilith), o el Arca de Noé, está sardina iba up shit creek without a paddle. Curiosidad picada, el año pasado me compré un libro sobre la Biblia (y si preguntan, acertadamente, cuál, fue el antiguo y nuevo testamento según la tradición judeo cristiana) y me lo leí con un afán impresionante. Desgraciadamente, a 10 meses de haber hecho el ejercicio ya lo olvidé casi todo y no sé por qué. Será que no tengo un referente cotidiano, pero en verdad me apena.

En algún momento, tal vez cuando vi poco a poco a todos mis compañeros ateos sucumbir a la presión de la tradición y casarse por la iglesia, ponerse una cadenita de oro con una cruz o buscar una judía para el matrimonio porque tradition oblige, comencé a ver las bonanzas de tener una religión. Primero que nada, te da un sentimiento de pertenecer a un grupo (Lachi, vos sos en parte responsable de este post, te das cuenta). El hogar, al mejor estilo romano, como indicó humo, era donde se atizaba el fuego, símbolo de mantener la religión de la familia viva. Sin fuego, no había religión y sin religión no había identidad ni familia. Una religión es historia, no necesariamente de un dios pero sí de una gente.

A principios de año pensé seriamente estudiar Teología, pero me di cuenta de que sin el elemento de fe y tan solo el de razón nunca iba a tener sentido. Simplemente no sé lo que es creer en otra cosa más que en mí misma y lo que me rodea. Lejos de ser un ideal filosófico, es más una atadura emocional, pues mucho quisiera tener un poco de consuelo en momentos duros de mi vida. Por eso encuentro admirable, y no una señal de ignorancia, que alguien pueda creer y he aprendido a respetar a quienes lo hacen. Porque en mi actitud tan severa ante ellos, no fui más que pía al ateísmo como cualquier devoto extremo a su religión. Dicho de otra forma, me convertí en aquello que tanto critiqué. Reclamé libertad religiosa para ser atea, pero rechacé ad portas toda opinión contraria a la mía. Envidio a Alfonso o a mi novio, que tienen legítimo conocimiento de su religión, de una forma metódica y comprensiva. Me encanta que me corrijan, que me eduquen, que me manden a investigar. Tal vez no sea necesario estudiar teología, sino tan solo poner más atención. O tal vez oír en vez de hablar. ¿Cómo carajos oye una sardina?