domingo, agosto 12, 2007

Oda a las ingenieras del hogar


La semana pasada decidí que era hora de vender el apartamento. Había dicho que lo vendía en el 2011 pero simplemente se me hizo pequeño más rápido de lo que imaginé. Con eso de vender el apartamento vienen un montón de tareas de adulto a las que huyo todos los días. Digo, soy muy profesional en mi trabajo pero fuera de ello me gusta simular ser una niña de 11 años hasta donde pueda y de fijo no hay niñas de 11 años investigando cuanto dan por apartamentos parecidos, agentes de bienes raíces reputables o páginas de bienes raíces que se vean provechosas.

Vender el condominio conllevó aceptar que soy la peor ama de casa del mundo. El orden no es para mí suficientemente importante como para sacrificar mi tiempo de cello principiante, de conversaciones con el Sardino o de lectura quemapestañas. Yo admiro particularmente a algunas amigas por su orden impecable, sus buenos hábitos de limpieza y ornato que demuestran una persona comprometida con sus principios y su educación. No sé de dónde sacan tiempo,son profesionales a tiempo completo, están rodeadas de amigos y sus casas siempre están ordenadas y limpias, las cosas siempre en el mismo lugar, en el mismo lugar!!! Yo de eso no tengo nada, cero fuerza de voluntad. Quisiera ser como ellas pero no lo soy. No ayuda (aunque no es excusa cuando uno tiene estas edades) el que el déficit atencional lo haga a uno inútil para tareas como la limpieza, donde hay que tener orden, un método y poner atención a los detalles. Antes de terminar una tarea, se me ocurre otra cosa, luego decido que por qué no lavar las cortinas ya que estoy en esas, y entonces decido quitar las sábanas de una vez, y lavar ropa... por lo que nunca termino lo que comienzo. Generalmente la casa queda peor que cuando comencé.

Habiendo establecido que a mí no me incomoda vivir en la total chanchez, es claro que nadie quiere comprar un apartamento desordenado. Ahí entra Norma en la colada. Norma vino a mí cual angel, caída (pero no angel caído) de los apartamentos de arriba. Un día la vi limpiando las ventanas del bloque superior en su camiseta y trapito blanco angelical y recordé lo mucho que había alabado esa vecina sus servicios. Y yo, cuan baja ave de rapiña sobrevolé la zona y le caí. Me dijo que entendía mi situación pero que ya estaba comprometida, no tenía tiempo. Ahí entré a negociar, mire, no necesita planchar o lavar, eso lo hago yo (eso es cierto, sí lo hago con regularidad), ni tocar el cuarto de tiliches (ese que la gente normal llama cuarto de visitas pero que en mi caso es donde tiro lo que no se dónde poner, o lo que simplemente no cabe en ningún lado). Le rogué como nunca le he rogado a nadie. Esto es en serio. Tanto que ella accedió y yo en mi emoción ni siquiera le pregunté cuánto me cobraba.

Ayer, puntualmente a las 7:45 a.m. apareció Norma a trabajar. Se vistió y, cuando salí a las 8 en punto, ya estaba subida en un banquito limpiando los muebles de cocina. Quién se hubiera imaginado que esos se limpiaban?

Llegué en la noche a la casa y apenas abrí la puerta supe que ella había estado ahí. Ese olor me parecía familiar. Sniff, sniff, es, a ver, el palo de naranjas del patio de la casa de mi abuela... No, es, caray, es olor a limpio. El aire está libre de pelo de gato y polvo. Es más, hasta Zilla olía a limpio, sospecho que también la bañó. La cocina la reorganizó y no sé cómo pero todos los dispositivos que estaban en las superficies encontraron espacio en las alacenas. Limpió las ventanas, ordenó y sacudió mis libros, sacó (espero que gentilmente) las arañas de la casa, organizó el escritorio, sacudió hasta los zapatos del closet y hasta organizó el botiquín. Todo en el espacio de 6 horas, 20 minutos. En la refrigeradora me dejó un papel que demuestra su sencillez: "Sardina, estuve hasta las 2:20 p.m. Si me pudiera comprar cloro y Brasso antigrasa se lo agradecería. Mi número es 555-5555, llámeme por si algo no le gustó". Me da ganas de llorar la idea de que alguien que vale tanto sea tan humilde. Yo estoy pensando en comprarle flores para el próximo viernes, cuando vuelva, y ella está preocupada por quedar bien. Bien pudo haberme dejado un papel que dijera "Vieja cochina, limpie más a menudo y si no me tiene cloro y Brasso la próxima semana, ni piense que le toco esa porqueriza" y yo le hubiera dado la razón.

Habrá gente que piense que cualquiera limpia y menosprecie el trabajo físico u organizativo que conlleva. Inmediatamente pienso en las señoras que se reúnen a tomar café para, pareciera que exclusivamente, quejarse de que Zoila no les limpia bien los marcos de los cuadros o las rendijas de las puertas del closet, sabiendo perfectamente que ellas nunca lo han hecho y, de tener que hacerlo no lo harían. Para mí es más fácil hacer cualquier otra cosa, alambrar una puerta industrial o traducir un texto jurídico me intimidan menos que limpiar el piso. Así que esto es una nota de agradecimiento a Norma, Gloria, a todas las que nacieron con esa habilidad y la ejercen todos los días, las que nos hacen la vida más fácil y nos dejan jactarnos de ser ordenadas y limpias, cuando hay alguien detrás de nosotros silenciosamente haciendo el trabajo sucio.

5 comments:

At 2:34 p. m., Anonymous Anónimo said...

Seguro que habrás visto el capítulo de Desperate Housewifes en el que se descubría el secreto de una vecina cuya casa y vida parecían impecables? Pues resultó que tenía una esclava china encadenada a la cocina.

Ahí tienes el secreto de las amas de casa profesionales...

No sé dónde estaríamos las oficinistas a tiempo completo sin señoras humildes y honradas que nos salvan la tanda.

 
At 11:10 a. m., Blogger Jaqui said...

Yo dependo (totalmente) en mi casa de Rafaela, ella no se cómo, logra que esté limpia en poco tiempo, además ayuda a mis papás en el negocio, me ayuda con la perra, y con mi hijo. Además es medio bruja, siempre hace aparecer lo que juro y recontrajuro es inaparecible. La admiro, montones. Siempre dice sí. Y con una sonrisa en la cara.

 
At 4:43 p. m., Blogger Lachi said...

Diay, si yo tomara café y tuviera tiempo para tomármelo, de fijo también hablaría mal del servicio doméstico. Las mías comienzan como Rafaela y terminan hablándome como si la contratada fuera yo. Eso de "avíseme si algo no le gustó" siempre lo preguntan por cumplir, pero pruebe mostrar algo de disconformidad, para que vea que el supuesto espíritu servicial se evapora con un "vieja más delicada".

Y para que vean que no hablo paja por vara, una de las tantas anécdotas. Una muchacha que trabajó para mí y que conocía bien el funcionamiento de la casa, ideó un método para cuando yo no estuviera colarse por la ventana y meterse a pisar a mi choza >:(

 
At 4:44 p. m., Blogger Lachi said...

ah y me olvidaba, ellas también se reúnen a hablar mal de uno, así que estamos tablas :P

 
At 11:23 a. m., Blogger Beryl said...

En mi casa no tenemos empleada desde hace mucho tiempo. Solamente la que plancha la de ropa .
Todo el mundo hace sus cosas se debe a la " obseción a la limpieza de mi abuela " que nos hace recojer todo .
Yo tengo la maña de que no m e acuesto en una cama destendida, aunque sean las 11 pm y esta destendida , la tiendo para lo que sea o por lo menos que se vea bonita.
Con las emmpleadas si son personas que nos ayudan , pero si hay que tenerles cuidado.

 

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