jueves, junio 29, 2006

De punta a punta


Finalmente, luego de una espera de cuatro meses, mis lindas flechas llegaron a Costa Rica el Sábado 3 de junio, provenientes de Corea. Ingresaron a algún punto de la costa este de EEUU y salieron vía Miami. Me siento como Angelina Jolie, con pequeñas hijitas importadas, excepto que, por ser doce, no creo que las nombre una a una (pero si lo hiciera sería con nombres de ríos, comenzando por Sixaola). Las flechas eran necesarias, pues desde julio del año pasado una pluma se rompía irremediablemente cuando pegaba contra el arco y además no llegaban a 70 m. Como no soy conocida por mi agilidad mental, me llevó cuatro meses acatar que había un problema, y otros cuatro hacer algo al respecto (y eso que me interesa la arquería). Luego fueron otros cuatro para que vinieran.

El domingo pasado, a las 2 a.m. terminé de emplumar, poner puntas y nocks. El domingo a media mañana afiné el arco, solo para darme cuenta de que las pequeñas hijas importadas siguen chollándose cuando pegan contra el arco. ¡Zaz! ¿Ahora quién es el culpable? Bueno, vamos a ver. El sábado hacemos más pruebas (más libraje, menos libraje, más presión de botón, menos). Ni modo, cambiemos el rest. Finalmente las plumas no pegan en el arco. Así que nos tiramos a pista de una vez a 50 M (porque mediocremente el torneo del domingo es 50 m así que entrenamos para ese). Pero ahora sin importar cuánto altere la mira, las flechas pasan por un lado de la paca. En ese momento recogí mis sendos objetos esparcidos por todo el campo y me fui, indignada, frustrada, podrida, solo para llegar a la casa a ver a Holanda perder. Pasar un domingo en la tarde meditando sobre qué pasa con tu arco me parece el colmo de la geekitud, especialmente cuando lo descifrás finalmente luego de cuatro horas y volvés a la casa a leer la Biblia del Arquero a ver si tus conclusiones son razonables. ¿Cuál es la prognosis? Primero que nada, pasaremos el sábado otra vez afinando el arco. Si bien a corta distancia el arco está funcionando a las mil maravillas, hay que hacer todo el procedimiento para 50 m. Y cuando tiremos a 60, igual. y también a 70. Eso asmiendo que no aparecen otras fallas de equipo. Ya van viendo mi punto. Si alguno es fanático del patinaje artístico, me siento como Tonya Harding y su cordón roto. Aaaaasí de cerca de armar un berrinche.

Lo primero que concluyo es que arquería no puede ser tan complicada. Estas vicisitudes solo las vive una sardina que osa incursionar en el deporte. Apuesto que hay miles de olominas, salmones y anguilas a quienes el equipo les funciona a las mil maravillas de buenas a primeras. Ley de Sardini. Segundo, este deporte es uno de paciencia y atención, ambas de las cuales no tenía casi nada en enero del 2005 y ahora tengo para repartir. Claro, no sé si esta persistencia es motivo de vanagloria o no. Me parece que raya un poco en la obsesión. Tercero, ayuda aún menos que sean objeto fálico, pero si dicen que Freud está muerto, al carajo con el falo. Ah pero el carajo es falo. Habiendo dicho esto, es aterrorizante que comience con la maternidad y termine con el falo. Obsesión, maternidad, falo. Carajo. Qué desmadre. Auxilio.

viernes, junio 23, 2006

Boletin informativo felino No. 1: Conozca la giardiasis



En realidad es discutible si mi gata tiene parásitos o es un parásito, pero no es importante para el tema de hoy: la giardiasis (Lachi, buzo anónimo, mátense elaborando teorías del Munchausen por proximidad con este post).

¿Qué es giardia?

La giardia (pronunciado lliardia, como el "gi" en Luigi) es un parásito unicelular muy común, presente en los intestinos de los animales. Se adhieren a la pared intestinal o nadan libremente en la mucosa que recubre el intestino. Ehhh, tal vez eso era mejor evitarlo. Aproximadamente 4% de los gatos de América del Norte (eso dice la información de una página de Alberta, Canada, así que tengo más fe de que realmente se refieran al continente y no solo a los EEUU) tienen giardia. No hay datos para los gatos ticos, pero me indica la lógica que si solo 4% de los gatos en América del Norte tienen giardia y son unos mamitas, entonces acá, donde tenemos mayor tolerancia a las enfermedades, debe ser cuantísimo menor la posibilidad de que un gato tico lo tenga, y aún sí mi gata, una simple y corriente gata de estirpe callejera que tuvo la suerte de nacer en un buen hogar lo tiene, bueno, manda huevo.

Es horrible, tiene como cara. ¡Buacala! ¡Fuchi!

¿Cuáles son los síntomas?

Diarrea maloliente (excepto por el gato de Lachi cuando pasa por el Mercado Central, y en todo caso, ¿cuál diarrea no es maloliente?), excremento mucoso color claro, gas, pérdida de apetito, pérdida de peso. Ese último esta en veremos. Mi gata a sus 9 meses pesa 3 saludables kilos.

La buena noticia es que luego de los tres años es menos frecuente que les dé. La mala noticia para mí es que son dos años más de aguantar.

¿Cómo le da giardia a un gato?

Lo adquieren al tomar agua o comer comida contaminada con el parásito. También se transmite por contacto directo entre animales. No se sabe aún si un ser humano puede adquirir giardia de un animal. Cabe notar que hay portadores asintomáticos (Dios libre y fuera la mía una de esas). Me contaron las maravillosas veterinarias, las Silvias, que es muy común en Moravia y lugares aledaños y no descartan que sea por las fuentes de agua. Leí que es buena idea hervir el agua que le den al gato. Leí también un caso en internet que señala que es común en agua de río (buena suerte hirviendo el río).

¿Cómo diagnosticar la giardia?

Desgraciadamente, solo pagando un lindo examen de heces. No les digo el tratamiento porque en Costa Rica la automedicación es una práctica demasiado común y no la apoyo. Además, ¿qué le van a decir al veterinario, que una SARDINA se los recomendó? Hay una vacuna para giardia para perros, pero mis maravillosas veterinarias, las Silvias, no estaban seguras de que se le pudieran dar a un gato.

Espero que este post le sirva a alguien. Probablemente no, pues está comprobado que tengo la gata más delicada del mundo, pero quién sabe.

lunes, junio 19, 2006

Matemos el lunes




Debería ser una institución el ir a tomar tragos los lunes en la noche. ¿Soy yo, o son los lunes una pega? Viene uno con esos aires de domingo aún, con las ganas de quedarse durmiendo hasta mediodía y ZAZ resulta que es lunes. Me levanté medio desfasada con la realidad; me tomó como 15 minutos convencerme de que efectivamente trabajo cinco días a la semana y no cuatro. Esto porque estaba segura de que una semana laboral normal constaba de 4 días, entonces un fin de semana largo era de cuatro días seguidos. Claro que no lo era. Entonces pensé, pucha, ¿voy a la oficina cinco días seguidos? Increíble. También pensaba que estábamos a principio de mes y que tenía que pagar el agua, cable, luz, teléfono... Bueno, está claro que no amanecí en todas, pero igual, hubiera jurado que tenía razón. Nota del autor: no me deben creer, pero es cierto, esas cosas sí me pasan.

Propongo un grupo de apoyo para los lunes. Uno que incluya guaro, tal vez, y no té o café y galletitas tiesas y secas porque eso no es consuelo. Uno diría que es lunémano/a. Bueno, en realidad sería más como lunéfoba, porque les tenés fobia. Sí, es más apropiado. Hola, mi nombre es Sardina (el Albina me lo guardo porque es ANONIMO) y soy lunéfoba. Abrazo en grupo, y un coro de "hola sardina". Ah, qué reconfortante. Cada uno contaría su tragedia personal entre sollozos sobre cómo exactamente le pesan los lunes. "Llegué a la oficina y había reunión, con anuncio de cambios en personal, sniff sniff." "Mi paquete con UPS no aparece, lo firmó como recibido un tal Xien Hwang. ¿Qué rayos hace mi paquete en China?" Siempre habrá uno que se queje porque el café de fijo era el mismo del viernes pero recalentado (curiosamente, ese mismo nunca piensa en hacer el café él/ella mismo/a para asegurarse de que es fresco. Hah, lágrimas de cocodrilo. En todo caso, los lunes vienen con todo tipo de tragedias laborales. Es como si los fines de semana, mientras uno está entretenido con el pan y circo, le meten a uno un gol.

Mejor aún sería tener un bar de apoyo, estilo Grey's Anatomy, donde uno frecuenta tanto el mismo bar que se hace local. Entra uno por la puerta y todo el mundo le grita a uno "¡Sardina!" Eso en verdad no me pasa desde la U (hace cinco años, por supuesto). Bueno, en realidad no me gritaban Sardina, porque eso hubiera sido bizarro. Pero no más bizarro que estar convencido que la semana laboral tiene cuatro días porque nadie puede aguantar una de cinco.

Wow, de repente se me ocurre que tal vez ya haya gente que tiene como institución tomar tragos los lunes. En ese caso, ¿por qué no lo sabía? Bueno, ahí está la propuesta. Sería bueno imaginarse los doce pasos (el primero es aceptar que uno/a tiene un problema, meta cumplida).

jueves, junio 15, 2006

Reporta la Sardina, bajo la mazorca voladora

Escribo bajo una estatua colgante de una mazorca avión. La miré por horas, pensando si entrará en la categoría de arte, si será asunto mío decidirlo y si me va a caer en la jupa. A unos 10 m hay una zanahoria cohete. Como estas cosas las noto mientras adormezco, de repente se me ocurre que me lo estoy imaginando. Diez minutos de somnolencia profunda y zaz, me levanta el señor que se sienta a la par, hablando durísimo en un dispositivo inalámbrico que cuelga de su oído. Miro hacia arriba. No, ahí está. Lo raro es que no hay más arte vegetal alrededor. Es solo eso: una mazorca, una zanahoria. Yo, brocoleña orgullosa, estoy ofendida por la falta de representación de ésta. Podrían haber hecho un globo de ella. Tal vez haya una en algún otro lugar del aeropuerto. ¿Por qué no hay una placa con el nombre del artista?



Y bueno, la curiosidad no da para levantarse e ir a averiguar. Para esa gracia iría a comprar un periódico y no me conformaría con leer el USA Today que regala el hotel. Me queda un vuelo por hacer. Yo, que le dedico horas al tema de cómo morir, decido que no está tan mal morir en un accidente de avión. Quedo hasta un poco decepcionada de que, luego de cinco o diez minutos de turblencia que le tumban el café al vecino, no pase nada más. Me robaron. En TODAS las películas de accidentes de avión ese es el primer paso: a alguien se le derrama la bebida. Luego, súbitamente, el avión comienza a caer del cielo a velocidades anormales. De pronto recuerdo la película The Langoliers, basada en la novela de Stephen King. Pucha, ¿y si aparezco en otra dimensión? O peor, que quedemos estrellados en el quinto del carajo y yo me muera y me tengan que comer. Me imagino que asusto al señor de la par si le digo que yo entiendo si me tienen que comer, que incluso le doy mi consentimiento. No hard feelings. De por sí, yo tengo un poquito de carne más que la sardina promedio, seguro se van por algún gringo porcionzón.

No es que no sea feliz o que no me guste vivir. Me encanta, me divierto montones y todo me entretiene (soy sumamente poco selectiva, si no, arriba la evidencia de la mazorca). Es únicamente que me parece un poco deprimente eso de envejecer. Sinceramente, qué pereza. Justo montarme en avión me recuerda que a mí en realidad no me gusta estar cómoda, que quiero viajar a Tailandia, Laos, India, China, Japón, Israel, Africa del Sur, Marruecos... Dios sabe que me hizo capaz de dormir en cualquier lado porque soy mochilera innata. Si no hubiera comprado el apartamento, lo pensaría más en serio. Si no compro carro, podría pensar seriamente en un viaje corto de esa naturaleza pero la gracia sería perderse de vista, desaparecer de la faz de la tierra. Sería mejor gastar el dinero en algo así, antes que en una cirugía para corregir pechos colgantes o bolsas en los ojos y tratar de negarse que uno está más viejo. O tal vez pretender ese estilo de vida a estas edades es precisamente evitar el tema de la vejez inminente.

No recuerdo la última vez que tomé un avión por diversión, o al menos voluntariamente. Qué importa si a uno le da alergia, tos, asma o moquera si uno llega a descansar, si eligió el destino y puede al menos tres de cada diez días dormir hasta tarde, o desayunar, almorzar y cenar sin tener que mencionar la palabra "ventas" (a menos que uno sea uno de esos perdedores adictos al trabajo). El asunto es que viajar por trabajo es la peor razón para montarse en un avión. Tal vez sería más divertido montarse en la famosa mazorca y si choca, convertirse en palomitas de maíz. Creo que esa mazorca era arte después de todo.

viernes, junio 09, 2006

Ultimo Testamento

Yo Sardina Albina, mayor, soltera, nadadora de mar profundo, vecina de http://sardina-albina.blogspot.com, ante el inminente viaje a CaitesLullidos, dejo mis pertenencias como sigue:

A mis padres les dejo el apartamento y todos los contenidos (salvo los mencionados abajo). Estoy segura de que eso paga al menos la mitad de mi funeral. Y por favor, incinérenme, si me entierran vengo a desquitarme.

A mi hermana le heredo mi cama. No sé si le gusta, pero es mejor que ese catre que tiene. ¿De qué es el colchón, de arena?

A Gloria le dejo mi lavadora y secadora de ropa. Haría cualquier cosa por hacerle la vida más fácil.

A mi sobrino le queda mi colección de albumes. En ebay fácil fácil le dan 4 Euros por cada uno. Le dejo también mi tele para que también la funda jugando Playstation 2. Hmm, otro al que puedo venir a asustar si sigue sonando en el cole.

A mi novio le dejo el sofá. ¿Ah, verdad que ahora quisiera haberme comprado uno? También le dejo las ollas raspadas y mis espátulas metálicas. Que cada chirrido del metal contra el teflón le recuerde a esta, su mala cocinera que escribe. Creo que también quedaron unos Yippies.

A la mamá de Chancho le dejo a Zilla, mi más preciado tesoro. Que sus lindos dientitos nuevemesinos muerdan sus pies a las 5 a.m. por muchos años. Dele gracias a Dios que ya no puede reproducirse. Hmm, no sería mala idea venir a morderle los pies a Zilla...

A Ogla Neva le dejo la botella de vino y vodka para que aprenda a echarse un mechazo cuando llega del brete y relajarse un poco.

A Humo le heredo mi preciada iMac. No tengo otro amigo que pudiera apreciarla más. Le dejo también las agujas de tejer y la maravillosa lana de oso polar, a ver si a ella con su creatividad se le ocurre qué hacer.

A mr popov le dejo los cuadros de Sun Valley y todos mis libros en alemán (¿podrá llevarse todos los cuatro de un solo?)

A Lachi le quedan los ingredientes de cocina. Ah, mirá, si eran suyos de todos modos. Bueno, echale entonces también los famosos cuchillos. También la miniprocesadora de alimentos para que haga hummus.

Al buzo anónimo le dejo la olla de fondue. Sí, es más una maldición que un regalo.

Al profe le dejo mi colección de libros. Un hombre que además de guapo es culto, bueno, es gay, pero le dejo los libros de todos modos. Tal vez impresione a alguna chiquilla.

Mi ropa y adornos quiero que vaya a la tienda de Cachivaches de la Asociación Nacional Protectora de Animales. Ojalá valgan la pena. Ehh, bueno, tal vez los calzones los pueden quemar.

Mi equipo de arquería quiero que vaya a mi hijo David. Yo sé que nunca lo vas a usar, pero al menos dejás de llorar por las palas. Y Dios libre le pongás nada al riser en japonés porque te mato. Bueno, te asusto.

Firmo este día 9 del mes de junio del año 2006, sita http://sardina-albina.blogspot.com.

jueves, junio 08, 2006

La fe es una secadora

Hace cuatro años, entré a trabajar a un lugar de apuestas. No me quedé porque no pensé que fuera lo mío. El entrenador me caía super mal (era el típico papi juega de vivo), los compañeros eran un montón de mariguanos perversos y aquellos salones de 300 m2 con escritorios y teléfonos hasta donde ven los ojos me recordaban a una maquila de ropa en Asia. Eso pensé. Me da pena admitir lo prejuiciada que fui, pero eso pensé.

El lunes ese mismo chavalo, el entrenador papi juega de vivo, me trajo una secadora de ropa como regalo por las clases de perfeccionamiento del idioma inglés que le di ad honorem por asi un año. A lo largo de un año cubrimos un libro completo de ejercicios de gramática, con algunas explicaciones medio gritadas, a veces entre episodios de The Amazing Race o How I Met Your Mother, de la manera más informal. De paso aprendí que a él no le cayó todo del cielo, y que solo por ser guapo no había sido su vida un vergel de rosas, que las apuestas son un brete y punto, que mariguanos y perversos hay en todo lado. Quién sabe de cuántas cosas más me equivoqué. No soy mejor que nadie, no soy menos prejuiciada que nadie, no soy más tolerante que nadie.

Pero bueno, suficiente sobre mis deficiencias. El asunto es que no pensé que, cuando me dijo que me iba a regalar una secadora, en verdad lo hiciera. Pucha, es un regalo grande y yo ya le había dado las clases, lo hice porque éramos amigos y no esperaba pago, con un libro hubiera estado más que contenta. No les voy a mentir, este año me lleva, perdonen mi francés, vergueada. Me siento mil años más vieja y en vez de ser más sabia me siento cada vez más bruta. Pero creo que este año se me ha olvidado agradecer a los que sí han estado ahí. Así que gracias profe, gracias mami, papi y machilla, gracias novio, gracias empresa, gracias compañeros de trabajo, gracias club de Go, gracias arqueros, gracias compas blogueros, gracias buzo anónimo, lachi, mr. popov, humo, gracias cuatro miembros funcionales del comité de condóminos. Hay gente buena. Me lo dijo mi secadora.