525 600 minutes...
525 600 minutes...
How do you measure a year?
In daylights, in sunsets, in midnights,
in cups of coffee?
In inches, in miles, in laughter, in striving?
Esta es la única canción que he oído del musical "Rent". Si pudiera hacer un podcast lo haría. Se inauguró el 29 de abril de 1996 en el Neerlander Theatre y le sigue tirando. Trata de un grupo de artistas que se la ven a pelitos para sobrevivir en Nueva York. No sé mucho más porque nunca he podido verla (no viajo suficiente para coincidir con el tour; este año me lo pierdo por un record de tan solo 5 días, según confirmé hoy). Otras que me hubiera gustado ver son "Joseph and the Amazing Technicolor Dreamcoat" (por la obsesión religiosa), "Fiddler on the Roof" (esas canciones me las sé desde pequeña y cada vez que alguien dice la palabra "judío" yo canto en mi cabeza "TRADITION!") o "Cats".
Como estas son a final de cuentas las confesiones de la sardina albina, pues les cuento que sí, efectivamente soy adicta a los musicales. Esto va a sorprender incluso a los que me conocen bien, aunque debieron haberlo sospechado porque canto y bailo mucho sola. Bueno, por mi forma de bailar, tal vez debería agradecerles que no hayan llamado a 911. Sea Broadway, sean películas musicales, el asunto es que me encanta lo inverosímil de un grupo de gente en media calle que de repente comienza a cantar y bailar. No entiendo muy bien qué me atrae, pues en verdad no soy del tipo que va al teatro, casi ni al cine, no tengo ninguna habilidad musical, no canto, no bailo, no declamo poesía.
Creo que este fenómeno se deriva, por supuesto, de mi no tan tierna infancia. Yo culpo en primera instancia a Plaza Sésamo. Ese Archibaldo con su "alrededor, alrededor, alrededor, alrededor...arriba,abajo, ¡a través!" me hizo obsesiva compulsiva, al punto de contar tres pasos entre raya y raya de la acera, cuenta acumulativa si no se pudieran dar tres pasos entre rayas hasta alcanzar un múltiplo de tres (ves Sole, mejor el Conde Contar bien lejitos). Pero bueno, es que eso es el chiquillo que llevamos dentro, el que disfruta de cantar. En mi época de profe noté que cuanto mayor el alumno, más disfrutaba de cantar, y no es coincidencia. De ahí el éxito del karaoke. Por cierto, noto que ahora dan clases de canto con karaoke. ¿Me están chingando?
El asunto es que mis más tiernos recuerdos de infancia incluyen películas de Barbra Streisand, Robert Redford, Doris Day, Rock Hudson, Audrey Hepburn o Jane Fonda (The Way we Were", "Funny Girl", "Barefoot in the Park", "Pillow Talk", "Send Me No Flowers" Breakfast at Tiffany's"). O más atrás Marilyn Monroe, Jack Lemmon y John Curtis en "Some Like it Hot" (ahí me hice la primera idea de para qué servían los senos, y sigo decepcionada de lo poco que logran los míos) y cualquier película de Audrey Hepburn. No sé cuán común es, pero si no sabían les cuento: usualmente la ropa con la que salían los actores en esos tiempos venían de sus propios closets. No había departamento de vestuario en esas películas. El glamour de Audrey Hepburn era todo suyo. Claro, este punto débil incluye también las películas de Annette Funicello y Frankie Avalon, como "Beach Blanket Bingo". Muy débil el punto. Pero quién me puede decir que no se saben la letra de al menos una canción de "Grease"? Mi alma gemela iría más lejos, diría que se sabe "Girl for all Seasons" de la fracasada película Grease 2, con Michelle Pfeiffer y Maxwell Caulfield. Así sabré yo si hay media naranja para este limón agrio: iría yo por Avenida Segunda cantando "Why can't we tuuurn back, oh oh, turn back, oh oh, turn back, the hands of time..." y el chavalo diría "Perdone, ¿esa canción no es de Grease 2?" preferiblemente no iría seguido de "Uy, qué pola, pero si esa película es malísima. Además, ¿usted cuántos años tiene? No debería andar en Avenida Segunda cantando y bailando, ponga atención o le roban la cartera."
Pero volviendo a los musicales, me emociona saber que "Rent" salió en película. No sé cuán exitosa fue, ni me interesa. Solo espero el DVD para verlo en la compu de la oficina. No quisiera comprarlo porque no soy el tipo de persona que tiene DVD y menos el tipo que quiere uno, aún menos una colección de películas que no va a ver más de una vez. Si voy a gastar 20,00 USD, prefiero hacerlo en libros o en algo de arquería. Hollywood también se echó a pista con "The Producers". Ya veo que no soy solo yo la que no pudo pagar el exorbitante precio de 100,00 USD por tiquete a un musical. Si hubiera conseguido otro soplas, hubiéramos disfrutado del 2X1, pero en mi familia no hay otro freak. Para consolarme fuimos a Broadway on Broadway. Así pasé una tarde/noche, en un tumulto del carajo con temperaturas de ola de calor. Hasta invertí en la camiseta, que costaba nada menos que 15,00 USD y no boté sino hasta hace como dos años, hecha una verdadera mancuerna.
Creo que hay algo en la sociedad que quiere recuperar el glamour de esos años. Veo que Michael Bublé trajo de moda de nuevo a Frank Sinatra, Paul Anka, Dean Martin, etc. En este momento canta sus propias canciones con mucho éxito y dejó de plano los covers a un lado. También dicen las noticias faranduleras que Barry Manilow acaba de firmar un contrato para cantar en Las Vegas hasta el 2008. Por Dios, dos años de Copacabana... Puede ser que los EEUU, en aquella depre en la que se encuentran, enfrentados finalmente a lo que son y no lo que creían ser, piensen en volver a una época donde eran más inocentes, menos vulnerables, más "buenos". Tal vez yo estoy en ese mismo patín, queriendo volver a ser esa niña.
Yo sé que raya en el gringuismo puro. Así que vamos por sardina albina freudiana neurótica con episodios psicóticos, arquera geek pero no tanto, a la vez mundana gringoida, con ninguna inclinación por las artes pero una pasión por los musicales, impaciente pasajera de bus, despistada. La sardina se deshoja, como una cebolla. Una especie de Sheherazade que para salvarse va narrando cuentos, esperando no llegar al final.