jueves, abril 27, 2006

Madre orgullosa

Zilla trajo a casa su primer presa. Había traído hormigas, escarabajos, grillos, saltamontes, pero esto es un rito de iniciación gatuno. Trajo un lindo ratoncito, bien pequeñito, apenas para los tiernos siete mesecitos que tiene Zilla (cumplió los siete el 20 de abril).

Para ser sincera, hubiera preferido que estuviera muerto antes que vivo. No me malentiendan, no estoy a favor de la matanza recreativa de roedores, pero es más fácil sacarlo muerto, por más desgardable que sea. Verán, mi gata, como fue separada muy joven de su madre, en realidad nunca aprendió a cazar.

Los primeros quince minutos de las 7 a.m. de hoy, hora en la cual suelo estar en ruta a la parada de bus de San Antonio, Romilios, Dulce Nombre o La Gallera (el primero que tenga 0.03 m3 donde acomodar a esta servidora), pasaron de la siguiente manera:

7:00-7:01 a.m.:
Buscar dispositivo apropiado para tomar al ratón y sacarlo de la casa.

7:01-7:02 a.m.:
Darse cuenta de que un paño no es el mejor dispositivo.

7:02-7:03 a.m.:
Buscar escoba y calmar a gata que desesperadamente llora desde detrás de la puerta de mi cuarto, donde está encerrada por tortera.

7:03-7:06 a.m.:
Perseguir al ratón por el comedor hasta eficientemente hacerlo ir en el sentido contrario al deseado para que entre detrás del librero, mientras me disculpo con él los tres minutos por la grosería de mi gata, qué pena, nunca había pasado, y que no es que me desagraden los roedores en principio, pero no quiero una colonia, y que espero que me comprenda.

7:06-7:07 a.m.:
Percatarme de que no puedo sacarlo detrás del librero.

7:07-7:10 a.m.:
Meter el palo de la escoba detrás del librero y hacerlo huir hacia las lanas.

7:10-7:11 a.m.:
¿Las lanas? No no, suave, ¡las lanas no!

7:11-7:13 a.m.:
Sacarlo de las lanas y hacerlo caminar sobre el rodapié hasta que llega a la puerta principal; una vez que está afuera, empujarlo gentilmente con la escoba hasta que llega a las gradas inferiores y se escabulle.

7:13-7:14 a.m.:
Cerrar la puerta, sacar a la gata, quien está indignada por mi obvio dsinterés en su ofrenda.

7:14-7:15 a.m.:
Felicitar a la gata pero pedirle que no lo haga de nuevo. Lanzar ratón de juguete a la gata y decirle que solo esos ratones son autorizados en la casa, solo para que ella le pegue dos manazos, vea que no se mueve y se marche, desinteresada.

Así que superando un poco lo trillado de la presa y el hecho de que no lo trajera muerto, creo que es el algo así como su jatulá mítzva/confirmación, hoy ella pasa a ser una gata adulta. No hemos decidido hora y fecha del evento oficial, pero tan pronto lo sepamos, les avisamos.

miércoles, abril 26, 2006

¿Nos quitan el CENAC?



Quienes me conocen saben que soy apolítica (mas pola tica que política) y me abstengo de hacer comentarios serios. Sigo al pie de la letra solo un lema: la vida es fácil, pero nosotros la hacemos difícil. Escudo mi mediocridad en eso. Como vieja amargada que soy, hace mucho tiempo decidí pelear solo las batallas que valen la pena.

Sin embargo, hoy vengo furiosa por una noticia en La Nación. Arias planea pasar la sede de Presidencia al Cenac. Puede ser un golpe contundente a los ya pocos espacios para la juventud. Tanto hincapié en crear espacios públicos, repoblar San José, bajar las tasas de criminalidad y especialmente las de delincuencia juvenil resultó ser patraña. Todos estos recientes eventos culturales al aire libre en San José parecían augurios de mejores tiempos, vientos de cambio.

Sí, estoy parcializada. Ahí se reúne el Club de Go, a quienes aprecio muchísimo y cuento entre mis amigos, a pesar de ser demasiado tonta o desinteresada para jugar. Pero también están los famosos cosplays, el Festival de Tolkien, el Festival de Harry Potter, el grupo de capoeira, danza y otro montón de actividades geek albergadas en el mismo recinto. Eso sin hablar del teatro y del museo. Me parece refrescante ver pasar a mamás con chiquillas en tutús y zapatillas de ballet mientras a su lado pasa algún personaje melenudo con maquillaje negro. Este lugar sirve, cuando menos, como centro de interacción humana, a la vez posiblemente fomentando la tolerancia entre varios grupos sociales. ¿A dónde va a ir a parar toda esa gente? ¿Será que planean habilitar el edificio de la antigua Aduana? Si es así, ¿por qué no lo dicen de una vez?

Tiene sentido, como dice Don Oscar, que los edificios gubernamentales estén todos cerca, pero en realidad solo el TSE es un edificio salubre. Nadie da un cinco por el de la Asamblea Legislativa. Incluso ya fue declarado inhabitable, si no me equivoco. Entiendo que busque ahorrar dinero público tomando algo ya construido, pero, ¿no habría que construir un edificio para el MCJD? Podrían darle el de Presidencia, pero entonces pasaría de ser espacio público para los jóvenes y oficinas a ser tan solo oficinas. Está lejísimos, nadie iría allá a menos que tenga carro. Tal vez si San José no se estuviera remozando tanto, no hubiera Don Oscar manifestado interés en trasladar Presidencia. Como decía mi abuelita, nadie sabe para quién trabaja. O, peor aún, tal vez tiene pánico Don Oscar que el edificio que él construya se quede a medio palo, como estuvo el TSE durante años, y se quede sin ver su nombre en (otra) plaquita. Construido durante la administración Arias 2006-2010. No no, mejor apropiarse de un edificio ya construido y bonito. Definitivamente no hay ningún edificio público más lindo que ese. Cuanto más lo pienso, es obra de vanidad.

Sin embargo, lo más preocupante es que nadie estuviera en desacuerdo. A los tres entrevistados les pareció bien, incluyendo a la Viceministra de Cultura, quien solo marginalmente señaló que "considera necesario que el Ministerio de Cultura se traslade a un lugar en condiciones iguales o mejores que las actuales". Perdidos estamos si Guido Sáenz apoya la moción. Don Guido, qué decepción. ¿Dónde están los mercaderes en las afueras del templo ahora? Al menos denos un poco de teatro, de drama. Ojalá que ese asintir general solo sea una obra editorial de La Nación. Solo nos queda que salga Johnny Araya a nuestra defensa. San Johnny, santo patrono de San José.

Ya era sospechoso. Un edificio tan agradable, un trabajo tan bueno en restauración, dedicado a algo que en Costa Rica nunca fue importante. Para ir al Teatro Nacional hay que sentarse en gallinero, porque los mejores campos son impagables, aunque estén casi siempre vacíos. Además está el asunto del parqueo que medianamente se resolvió con los estacionamientos en Avenida Segunda. Me acuso si con mi pasividad envié un mensaje de que el arte y la cultura no me importan. En verdad lo lamento.

Tal vez ya padezca de viejera crónica y rechace los cambios de buenas a primeras. Tal vez sea que esta diabla más sepa por vieja que por diabla. No me extrañaría que nos vacilaran con la idea de reubicar el CENAC. Puede ser que tener a Presidencia ahí, lejos, donde nunca paso, sea un tipo de terapia contra el atropello diario de sus decisiones absurdas. Out of sight, out of mind dicen los gringos.

viernes, abril 21, 2006

Lola M. se entrevista

Lola M. no se pierde la oportunidad de leer los anuncios clasificados del periódico. De hecho, es lo único que mira. Tiene años de no saber lo que es buscar trabajo, así que cuando contesta los anuncios en el periódico, lo hace más como hobby. "Ponerse una etiqueta de precio", le dice ella. Si alguno le ofrece trabajo (no es a menudo), ella medita si cambiar su existencia o seguir igual, mal pagada y quejosa. Siempre escoge la última, porque es más fácil. Es una fuente de recursos humanos invaluable entre sus amigos, pues todos han conseguido excelentes puestos gracias a ella.

Todo seguiriía bien con Lola si no entrara en una mid-life crisis, de esas que hacen a los hombres salir corriendo a comprar un auto deportivo y dejar a su fiel esposa por alguna quinceañera con tetas de Barbie. Y bueno, Lola no quiere un deportivo y no tiene marido que abandonar. Lamenta ya no ser la joven que viajó tanto, se arrepiente de no haberse ido a Tailandia, Camboya, India y Laos, como le ofreció el israelí loco en Berlín. El israelí al que no le quiso recibir ni una cena, porque no quería involucrarse. Otro hecho lamentable. Ella se siente inempleable, atrapada. ¿Cuándo fue la última vez que pidieron empleados de su edad? ¿Será que pasa en el mismo lugar, la misma casa, comiendo lo mismo, el resto de su vida?

Lola M. decide esa noche caliente, esa noche en que no quita la cobija aunque haga un calor endemoniado porque así ha dormido su vida entera, cambiar su vida. El próximo anuncio que me contesten, la próxima llamada, le digo sí.

La próxima llamada es de un amigo. Que si le interesa responder e-mails porno. Solo XX caracteres por e-mail y pagan XXXX USD si contesta XXX al día. Lola M. se cuestiona si puede responder cada correo creativamente, pues odia ser machotera. Bueno, siempre están oooohhhh y mmmmmm, eso son bastantes caracteres. Lola M. lo considera pero al final decide que, cuando muera violentamente en un asalto, o de un golpe en la cabeza mientras de ducha, o como sea que se muera (Lola M. dedica muchas horas de su día pensando sobre el tema), menuda sorpresa para sus padres sería su fuente de ingresos. Bueno, el próximo, el próximo es un sí inmediato. Hmm, debería ser igual con los hombres.

El próximo es una llamada extraña que le dice que se presente hoy a X horas y X lugar para unas pruebas. Lola, despistada, no pregunta qué tipo de pruebas y nadamás agradece no haber venido en shorts y chancletas ese día al trabajo. Lola M. es medio pasmada. No piensa mucho en el asunto.

Se presenta a las X y le dan una hoja para llenar con sus datos personales. Se equivoca en la fecha de nacimiento (si uno lo dice suficientes veces, hasta uno mismo se lo cree), dura unos 20 minutos llenándolo. Se lo entrega a la supervisora, quien le hace el pequeño comentario de que le falta el resto de las pruebas. Ah, sí, es verdad, dijeron pruebas. Lola M. se siente idiota, pues efectivamente hay unas 20 páginas engrapadas con la famosa hoja de datos personales. Una prueba de comprensión de lectura, una de razonamiento, uno de esos tests tipo Cosmo (de hecho, ella está segura de que lo hizo en Cosmo): si un compañero se robara materiales de la oficina, ¿lo denunciaría, sí o no? Hmm, ¿hay recompensa? No, eso no figura en la respuesta. Entonces sí. La última parte es redactar una respuesta a un e-mail. Lola M. se sube las mangas, se prensa la lengua con los labios y le pone. Hay ruido de fondo. Cinco personas que almuerzan. Ahora son 10. Vienen otras 10. Cumpleaaañoooooooos Manoliiiiiiitoooooooo"... ¿No podré poner esto como una atenuante a mi pobre rendimiento? Esto debe ser cámara escondida. Bueno, al menos me trajeron queque. A todo esto, ¿qué rayos estoy haciendo aquí? ¡Si ni siquiera me han ofrecido trabajo! Lola M. termina la tarea silenciosa y diligentemente (no es el tipo de persona que muestra su descontento).

La hacen pasar a otra oficina, donde se entrevista con un hombre simpático, quién le indica cuál es el salario...aaahhh, como melodía a sus oídos. Lola M. comienza a rezar fervorosamente por que sus pruebas estén en el rango de lo medianamente aceptable. El entrevistador le pregunta por qué mira hacia arriba y balbucea, así que ella se calla. Le dicen que falta una entrevista más, y que esperan verla pronto. Lola M. sale, rezando fervorosa pero silencioamente, y toma el elevador al primer piso.

lunes, abril 10, 2006

Las sardinas y sus secretos








Transcribo el artículo de Proa de la página 23 con fecha de ayer:

"Seguramente, en esta Semana Santa las sardinas no faltarán en su mesa. Por eso, le conviene saber que estos peces poseen gran variedad de vitaminas, minerales (por ejemplo, el calcio, si se come su espina) y ácidos grasos que beneficiarán su salud y la de los suyos. Pueden prepararse de múltiples formas: fritas, guisadas a la plancha, a la parrilla, en escabeche, con picante o en lata, como se les encuentra en todos los supermercados. Sin embargo, trate de consumirlas frescas."

Gracias, Lachi, por traer esto a mi atención (las sardinas no leen el peródico, al meterlo al agua se humedece y hace una masa). Bueno, sobra decir que esta sardina se siente sumamente indignada por la discusión carnicera y detallada de los bárbaricos atentados a mi persona, eh, digo, sardina, así como a la de aquellos que conforman su comunidad. Nace así la "Semana Negra" en la historia sardinil. De acá en adelante se hará duelo por los sacrificios sardiniles realizados para evitar el pecado en el mundo. Son las sardinas, y no los que se abstienen de comer carne roja, los legítimos sacrificados. Somos los héroes silenciosos. The unsung heroes. Nadie nos edifica monumentos, no nos rezan en las iglesias. Pasamos desapercibidos en el mundo humano.

Cabe mencionar lo chocante de la descripción tan detallada en que piensan matarnos y adobarnos. Son tantas opciones...¿en verdad nos dedican tanto tiempo, pensando en cómo sabemos mejor o cómo somos más alimenticias? Bueno, qué barbaridad, qué horror, qué...¿carnicería? No, sería que pescadería, pero le quita drama y peso al asunto. ¿Cómo se llaman ustedes humanos? No tuve hijos porque no encontré al sardino indicado, así que no se toparán con albinitos, pero sepan que detrás de cada cadaverito de sardina que comen está un sobrino, primo o tío de está su servidora. Cuando abran esa lata, el crujido de ese metal son los lamentos de los sardinitos que lloran a sus padres.

Así se retira la sardina a chapotear en el océano, meditabunda por su especie. No se ofendan si no me uno a las actividades de Semana Santa, pero como se imaginan, temo por mi integridad física y no quisiera pasearme entre quienes me quieren hacer en escabeche o a la plancha.

jueves, abril 06, 2006

Carta abierta a Don Henry

Estimado Don Henry:

Me imagino que en su abarrotada agenda no figura leer mi blog, pero necesito desahogarme y, puesto que La Nación no publica mis reclamos (ni siquiera mis cartas), hago uso del único espacio para la denuncia, además de la Defensoría y el CFIA.

Aquel 31 de octubre de 2004, cuando me presenté a firmar el contrato para comprar mi apartamento, nunca imaginé que iba a mudarme dos años después a un apartamento terminado en un condominio sin muro perimetral, sin espacios para parqueo, sin la planta de tratamiento de agua prometida (solo un tanque séptico provisional que probablemente no aguante los desperdicios de los 48 condominios), sin zacate y techos sin pintar. Ahora resulta también que la instalación eléctrica tampoco es acorde a los planos, que pusieron mal la fragua en el baño y que los cielos rasos no están bien puestos. No fue tampoco sorpresa llegar a pagar los impuestos municipales y descubrir que se adeudaban años, pues ya comenzábamos a comprender cómo opera usted.

Sin embargo, más irritante aún encuentro su actitud pueril de ofenderse por nuestra solicitud, hasta ahora planteada de manera cordial y gentil, de que termine el proyecto. Hasta donde sé, la necedad no es una excusa legal para huir a sus obligaciones, independientemente de que se jacte usted de un apellido reconocido y crea ser impune. Y obligación suya es, razón por la cual no comprendo su enojo y negativa a atender nuestras llamadas. Un hombre que nada debe, nada teme. Si nuestras llamadas y correos le recuerdan que usted no es un buen individuo, le sugiero que se acerque a su iglesia, a un psicólogo o a la institución que usted considere apropiada y lo trabaje, pero no se desquite con nosotros. Los condóminos hemos cumplido con nuestras obligaciones.

Sepa que yo no tengo vergüenza en salir en la televisión o periódico y contar todo lo que usted ha hecho. Tampoco me daría vergüenza pararme en frente de sus otros proyectos para informar a posibles víctimas de su forma de operar. Con gusto gastaría así un día de mis vacaciones. No me da miedo ir al Ministerio de Vivienda, a los Tribunales, a ningún lado. Llámelo venganza, pero si no piensa terminar el proyecto, al menos quiero destruir su reputación. Sí, el proyecto en La Uruca ya nos contactó para unir fuerzas. No me da pena que la gente sepa que me tomó el pelo. Prefiero perder mi dinero que la fee en la gente. Llámeme idealista si quiere, pero lucharé incansablemente, aunque usted sea una de esas sabandijas que esconden todos sus bienes, precisamente porque sabe lo que arriesga haciendo sus movidas sucias.

Le recuerdo, Don Henry, que comprar una vivienda es la culminación de un sueño para la mayoría de los seres humanos. Usted tiene en sus manos los sueños de 48 familias, y actualmente nos quita el sueño, damos vueltas en la cama, pensando en la inversión perdida y quién compraría un condominio en ese estado. Quisiera pensar que usted no puede dormir tranquilo con 48 familias deseándole el mal, pero sin duda a estas alturas de su vida, debe ser inmune al mal de ojo. Entre los gavilanes de la vivienda yo cuento a su estimable empresa, que hasta ahora se ha comportado un poco mejor apenas que un tipejo prometiendo lotes en un precario.

Se despide de usted,

La Sardina Iracunda