Una larga y otra corta

Amigos y amigas leyentes, digo, lectoras:

Hoy los dejo ser a ustedes los jueces. No necesitan ningún bagaje jurídico, sino sentido común únicamente, para decirme lo que a mí me parece obvio.

Doña Perenceja, administradora de una tienda, es severamente cuestionada por sus compañeras dependientas. Al final del día sus sumas no cierran, hay faltantes de dinero. Una de ellas dice que tiene que, o revisar bien la conta a ver donde falló, o reintegrar el dinero. Por supuesto que una soplas siempre cree fielmente en ella y le da el beneficio de la duda (en todos los cuentos hay uno/a). Esa es Doña Güicha.

El lunes, al abrir el chinamo, de Doña Perenceja solo se encuentra la carta de renuncia, tirada por debajo de la puerta el fin de semana. Además señala que el dinero se lo llevó y que, apenas abran una cuenta a nombre de la tienda, lo deposita. Claro, resulta que la tienda o no puede o simplemente no le pega la gana abrir una cuenta. Se llevó las facturas, la caja registradora, toditico.

Claro, Doña Güicha, la que queda a cargo, tiene que comenzar por desenmarañar aquello y, oh sorpresa. Resulta que vienen un montón de clientes con comprobantes de que le pagaron mercadería que ella nunca reportó a la Contabilidad. Claro, como las dependientas son personas honorables, le mandan a decir que la deuda es mayor y que qué pasó. Le piden que por favor les devuelva el dinero y las herramientas. El dinero porque tienen que pagar agua, luz, teléfono, salarios, etc.. Pero Doña Perenceja no les responde. Solo les dice, como lora, que les paga cuando abran la cuenta. Solo falta oir que también "Polly quiere una galleta--¡baaaak!". Ni siquiera les dice si les devuelve las facturas, a ver si pueden echar a andar el chinamo de nuevo.

Finalmente no queda más recurso que los Tribunales, con el peso que implica eso de recoger evidencia y contratar un abogado. Aunque parece que uno de los hijos de una de las dependientas trabaja en el prestigioso despacho Chángalas & Chancletas y que por ahí nos ayudan (obviamente es un cuento, porque no creo que haya ya ese grado de movilidad social en CR). En eso le llega una postalita a Doña Güicha, de Mayamibish que dice "Wish You Were Here". Atentamente, Doña Perenceja.

A ver, díganme ustedes, amables miembros del jurado. Habiendo presentado los eventos como ocurrieron, ¿cuál es el adjetivo calificativo aquí, a su criterio? Expláyense, que por esta cabeza han pasado todos los expletivos existentes aquí y en el extranjero.

Dijo algún sabio amigo (que de fijo se lo robó a algún gran pensador, Jaqui, ayudame), que era mejor perder el dinero que perder la fe en el ser humano. Ese mae no sabía lo que putas decía.

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